La Casa de las Tejas Verdes, de cuya restauración se hizo cargo a partir de 2005 la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, devino la sede de una conferencia sobre las iglesias católicas de Miramar, en el oeste de la capital cubana, en las voces de Monseñor Carlos Manuel de Céspedes y la arquitecta Felicia Chateloin.
El alto funcionario eclesiástico comenzó la disertación al remontarse a la década de 1920 cuando Miramar era una zona virgen en cuanto a urbanización. Aludió, luego, a su desarrollo, pero destacó que los feligreses dependían de la Parroquia de Los Quemados, en Marianao, hasta 1941 que se inauguró la Iglesia de San Agustín y después la Iglesia de Santa Rita de Casia.
Los agustinos también construyeron la Iglesia de Santo Tomás de Villanueva, que quedó abierta en 1946 para los feligreses de la zona extrema de Miramar, relató el sacerdote, y agregó que muy pronto los padres capuchinos erigieron el Santuario Nacional San Antonio de Padua y la Iglesia Jesús de Miramar, también en Quinta Avenida, principal arteria del reparto que en las décadas de 1940 y 1950 fue emporio de la burguesía habanera.
Cada uno de los hitos constructivos en cuanto a templos católicos fue detallado por Monseñor, quien dio paso a la arquitecta Felicia Chateloin, con precisiones relativas a cada uno de los inmuebles.
A principios del siglo XX, la utilización del cemento llevó la decoración a niveles antes insospechados, refirió la especialista, quien se remitió luego a un agotamiento de tantas posibilidades decorativas y a un predominio de lo estrictamente funcional.
La arquitecta sostuvo que con la Iglesia de San Agustín comenzó una nueva etapa en la construcción religiosa habanera: la verticalidad tradicional dialoga con la horizontalidad, se desarrolla el uso de la celosía y el templo deja de ser un proyecto cerrado en sí mismo, adopta una imagen más diáfana, se abre a la ventilación y a la luminosidad natural.
La investigadora concluyó su intervención con la certeza de que el reparto de Miramar, y en especial Quinta Avenida, posee uno de los mejores ejemplos de arquitectura religiosa del siglo XX.
Tras la conferencia, insertada en el programa cultural del Centro Promotor para la Arquitectura Moderna y Contemporánea, el Urbanismo y el Diseño Interior, con sede en la Casa de las Tejas Verdes, se agasajó a Monseñor Carlos Manuel de Céspedes por cumplir 49 años como sacerdote, con el más reciente tomo de Para no olvidar, del Historiador de la Ciudad de La Habana, Dr. Eusebio Leal Spengler, a cuyo nombre se hizo efectiva la entrega.
Asimismo, el pianista Nelson Camacho regaló al homenajeado un pequeño concierto que empezó con una versión del Ave María de Franz Schubert.
Fuente: http://www.ohch.cu
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