Prototipo de los refugios de Shigeru Ban para Haití.| Abitare
El japonés Shigeru Ban, que ha alcanzado lo más alto de la arquitectura con obras emblemáticas, trata de obtener un "equilibrio" en su profesión con su trabajo solidario en lugares como Haití, Ruanda, Turquía o la India.
Este arquitecto, autor, entre otros edificios, del Centro Pompidou-Metz, y jurado del premio Pritzker (el 'Nobel' de Arquitectura) entre 2006 y 2009, construyó este año medio centenar de viviendas provisionales para familias de Puerto Príncipe que quedaron sin hogar a causa del terremoto del pasado enero.
Y lo hizo con el material que es seña de identidad de su trabajo: el papel, o más concretamente cilindros de cartón que, tras recibir un tratamiento con poliuretano, convierte en una sólida base para levantar refugios o viviendas temporales con un coste mínimo.
"El principal desafío en Haití fue logístico, porque casi no había gente que se hubiera librado de los daños del terremoto", explica en una entrevista Ban, de 53 años, desde su despacho de Tokio, sentado en una silla fabricada con cartón.
Casas de papel con coste mínimo
En Haití, detalla, contó con la ayuda de unos 25 estudiantes de la vecina República Dominicana, a los que formó en su pionera "arquitectura de papel" para levantar este verano las casas temporales, ocupadas desde septiembre.
La de Puerto Príncipe no fue su primera experiencia en lugares devastados: en 1994, tras conocer las míseras condiciones de los desplazados en Ruanda, Shigeru Ban llamó a las puertas de la ACNUR (la Agencia de la ONU para los Refugiados) en Ginebra para ofrecerse como consultor.
Así comenzó en 1995 en el país africano su trabajo para dar techo a los más necesitados construyendo refugios y viviendas extraordinarias con materiales ordinarios, principalmente cartón.
Kobe (Japón) tras el gran terremoto de 1995, Turquía en 1999, la India en 2001, Sumatra en 2004, Sichuan (China) en 2008 o L'Aquila (Italia) en 2009 fueron otros lugares a los que Ban llevó su innovadora arquitectura solidaria.
Su próxima meta es abrir una fábrica para producir en serie las viviendas temporales; aún está buscando el lugar para instalarla, pero sería "algún país como Bangladesh", adelanta.
De momento, ya ha hecho llegar la propuesta al bangladeshí Mohamed Yunus, Nobel de la Paz en 2006, cuyo respaldo impulsaría un proyecto para crear "refugios listos para usar inmediatamente después de los desastres naturales", y, a la vez, útiles "para mejorar las condiciones de vida en los barrios de chabolas".
Y es que para Shigeru Ban la arquitectura debe contribuir a mejorar la sociedad, pese a que tradicionalmente los arquitectos trabajan para "enseñar el poder y el dinero de la gente privilegiada a través de sus construcciones", asegura.
"Eso no era lo que yo realmente quería hacer, así que tuve que buscar mi propio equilibrio", insiste Ban, reconocido con galardones como la Gran Medalla de la Academia de Arquitectura de Francia.
Investigar para obtener material barato
Así, durante su carrera ha combinado la creación de edificios como el Pompidou-Metz, inaugurado en Francia este año, o el espectacular Centro Nicolas G. Hayek (Swatch) de Tokio con sus investigaciones sobre el uso y resistencia de materiales baratos como sus famosos cilindros de cartón.
Con ellos empezó a experimentar en los años 80, tras fijarse en los "interesantes" tubos, normalmente utilizados para guardar planos, arrinconados en su estudio: "Odio desperdiciar materiales", dice.
En 1986, tras graduarse en EEUU, utilizó este tipo de cilindros para una exhibición del diseñador finlandés Alvar Aarto en el MoMa; le seguirían varias estructuras de cartón en Japón y, en el año 2000, el pabellón nipón para la Expo de Hannover, construido en su totalidad con material reciclable.
Mientras lleva a cabo su labor social, el estudio de Shigeru Ban continúa muy presente en concursos internacionales, como el celebrado este mismo mes para el Museo de Ciencias Ambientales de Guadalajara (México), que finalmente ganó el estudio noruego de arquitectura Snohetta.
Ban reconoce que ni tiene tiempo libre, ni lo necesita: "Me gusta lo que hago", concluye este maestro de la arquitectura que, de niño, soñaba simplemente con "ser carpintero"
Fuente: http://www.elmundo.es
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