Los autores del edificio se inspiraron en una obra del artista norteamericano Robert Therrien y anunciaron que el proyecto tendría forma de «platos apilados». Los platos, apilados en una ladera de Miramón, ya tienen forma. En junio terminará la estructura fundamental del Basque Culinary Center (BCC) y en octubre comenzará el primer curso de enseñanza superior en esta 'universidad de la cocina' que acogerá Donostia y que será la segunda de sus características en el conjunto de Europa.
Es un edificio original, lleno de luz y con mil caras. Desde el que será su acceso principal, junto a la carretera que va de Ayete a Miramón, parece una pequeña construcción incrustada en el paisaje. Desde abajo se contempla como una obra rotunda, con sus cinco plantas irregulares. Una especie de 'lengua verde' atravesará el inmueble por dentro conectándolo con el parque verde de Miramón, aún un desconocido para muchos guipuzcoanos que podrán descubrir ese espacio con los nuevos accesos que conducen al entorno del edificio .
«Integrado en el paisaje»
El estudio donostiarra Vaumm de arquitectura y urbanismo ganó el concurso convocado por el BCC. La obra se ha desarrollado a velocidad de crucero: el 9 de diciembre de 2009 se colocó la primera piedra y este junio estará casi listo. Y el director del proyecto educativo, Joxe Mari Aizega, no oculta su satisfacción mientras recorre las obras acompañado por Yayo Galiana, encargado de las relaciones externas del centro.
«Pienso que el edificio, además de servir de sede a nuestras actividades, tiene tal valor estético y arquitectónico en sí mismo que se convertirá en un polo de atracción», explica. «Se integra a la perfección en la arquitectura singular del parque tecnológico de Miramón».
El edificio, de 11.000 metros cuadrados útiles, se alza sobre una superficie de terreno de 8.000 metros. «Nuestro objetivo era la fusión entre arquitectura y paisaje», dice el arquitecto Iñigo García Odiaga, del estudio Vaumm. «El proyecto se integra en el solar aprovechando el desnivel del terreno para organizar su programa funcional de arriba abajo, colocando las partes públicas del programa en la planta de acceso y favoreciendo la especialización a medida que se desciende».
Las cubiertas del edificio se recuperan para el cuidado y cultivo de las plantas. El proyecto «incorpora medidas activas y pasivas para el ahorro energético y el empleo de energías renovables», dicen los arquitectos. Aizega, a pie de obra, argumenta que «la obra combina la austeridad con la sostenibilidad con toques más sofisticados y tecnológicos».
El edificio incluye una sala multiusos y de exposiciones, una cafetería y restaurantes abiertos al público que serán gestionados por los propios profesores y alumnos, un auditorio, talleres culinarios, aulas teóricas, salas de catas o laboratorios.
Los 50 primeros alumnos
«Se trata de una sede dispuesta para todos los usos que prepara el Basque Culinary Center», apunta su director. «Será un lugar para la formación y la investigación dirigido tanto a los alumnos inscritos en el ciclo formativo de enseñanza superior como en los cursos y másters para profesionales, así como para quienes se acercan a la gastronomía simplemente como aficionados».
El primer curso superior se abre en octubre. El cupo es de cincuenta alumnos y ya se han recibido 250 inscripciones. El plazo está formalmente abierto hasta mediados de junio. De esas inscripciones «aproximadamente un tercio viene del País Vasco, otro tercio del resto de España y el tercer tercio del extranjero», explica Aizega. En próximos cursos se irá ampliando la cifra de estudiantes.
Aunque hasta el verano el BCC no se instalará en su nueva sede de Miramón, sus actividades han comenzado hace ya meses en la ubicación provisional de Sukal Leku, en Intxaurrondo. Ahí se están realizando ya cursos para profesionales con presencia de algunos de los mejores cocineros del país, como Joan Roca. En breve se presentarán nuevas ofertas formativas antes de la apertura del primer curso oficial en octubre.
El BCC está promovido por Mondragon Unibertsitatea y el Ayuntamiento de San Sebastián con respaldo de la Diputación, el Gobierno Vasco y el Ministerio de Ciencia y Tecnología. Las principales figuras de la gastronomía vasca se han implicado en el proyecto, pero, como remarca Aizega, «la formación se dedica tanto al mundo de la cocina como a la industria alimentaria en todos sus campos».
Las grúas avanzan en Miramón y los 'platos apilados' soñados por los arquitectos de Vaumm toman ya forma. Tras un recorrido por la obra uno tiene la sensación de que los platos están en el horno. Y pronto, listos para servir.
Fuente: http://www.diariovasco.com
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