martes, 15 de febrero de 2011

Los aparejadores homenajean a Enrique Acinas por su trayectoria

Va camino de los 41 años que Enrique Acinas terminó sus estudios de Arquitectura Técnica, entonces Aparejadores y hoy ya Ingeniería de la Edificación. Toda una trayectoria que ayer reconocieron sus compañeros del Colegio de Aparejadores y Arquitectos Técnicos con una distinción a su notoriedad profesional.
Acinas dedicó gran parte de su discurso de agradecimiento a los recién llegados, a los más de 50 nuevos colegiados que ayer recibieron la bienvenida en un acto en el que también se reconoció los 25 años de colegiación de 15 compañeros. Su receta para los nuevos, simple: optimismo y constancia. «La cosa más fácil es equivocarse, pero el error mayor es abandonarse. Así que a buscar la satisfacción mayor, el deber cumplido», explicó. La crisis necesita acometerse con optimismo, en opinión de este veterano aparejador. A los jóvenes profesionales que acaban de llegar «les diría que se entreguen con ilusión, una máxima entrega a su profesión, pero sobre todo pensar con optimismo porque es el hilo conductor hacia el éxito, y la peor derrota es el desaliento».
En su bagaje profesional están edificios emblemáticos como el Museo de la Evolución, «un edificio de nota», el Centro de Arte Contemporáneo de Caja de Burgos, los nuevos juzgados o la restauración de la capilla del Santo Cristo de Burgos de la Catedral. Pero hay dos a los que tiene un cariño especial, el parque de Bomberos y la sede de la Policía Local, así como la restauración de la bóveda de la iglesia de la Merced tras el incendio que casi destruye el templo. A esta trayectoria añade su etapa como profesor titular de la Escuela Politécnica Superior. El Colegio de Aparejadores nombró ayer al alcalde, Juan Carlos Aparicio, colegiado de honor por su especial atención al Colegio. La institución agradeció al alcalde la concesión de la 'Plaza de los Aparejadores' en las Bernardas, donde se ubica la sede del colectivo. Aparicio indicó que el reconocimiento es un gesto de unos profesionales con los que ha tenido siempre muy buena relación. Los aparejadores son un colectivo «con un sentido muy práctico y que además saben asumir responsabilidad, el perfil perfecto para una obra y en Burgos tienen una excelente fama porque tienen el sentido común y el pragmatismo que necesitan los grandes proyectos».


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