miércoles, 12 de octubre de 2011

La construcción ecoeficiente es posible

Bajo esta indispensable necesidad se despliegan conceptos como ciclo de vida de los materiales, huella de carbono, arquitectura bioclimática y energías alternativas. En Mendoza todo esto es posible si los arquitectos toman el gran desafío de combinarlos junto a los valores de la practicidad, estética y cuidado del ambiente.
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Podríamos comenzar pensando lo sobre lo que hicieron nuestros padres y abuelos, ellos sabían conocían mucho de eficiencia en la construcción. Observamos que, una típica casa de nuestra provincia cuenta con paredes de adobe de ancho inusual para la actualidad, galerías con grandes aleros, ventanas pequeñas, patios interiores con plantas, techos altos, paredes que dan al exterior pintadas de blanco y rodeadas de árboles y puertas con “banderolas”. Los patios interiores entregan humedad para atemperar el clima árido, las galerías y puertas, con aberturas superiores, permiten que el calor salga de la vivienda y que ingresen corrientes de aire a las habitaciones. Los árboles caducifolios, que pierden sus hojas en el invierno, facilitan el ingreso de luz y calor del sol a los ambientes durante los meses de frío y protegen con sombra durante la época de calor. En los patios, los parrales no solo nos dan uvas, nos cuidan de los rayos directos del sol y, si son convenientemente regados, ofrecen además aire fresco a través de las brisas de la tarde.
Sin saberlo, nuestros padres y abuelos, construyeron las bases de la disciplina que hoy llamamos eco-eficiencia o eficiencia ecológica que, en el caso de la construcción o refacción de viviendas, busca precisamente mantener los niveles de confort deseado con el uso óptimo de los recursos disponibles. Mendoza posee condiciones climáticas que brindan interesantes combinaciones, tanto desde la perspectiva energética, como desde la utilización de recursos para proveernos de mayor confort en el hogar.
Tener en cuenta el uso de la energía solar al construir una vivienda o refaccionarla

Con más de trescientos días de sol en promedio al año, Mendoza ofrece un panorama muy favorable para la instalación de la energía solar fotovoltaica, a través de paneles solares y su adaptación al sistema eléctrico convencional o de la construcción de un sistema paralelo y para la energía solar térmica, que es la que aprovecha calor del sol en forma directa para calefaccionar ambientes o calentar el agua obtenida a partir de la instalación de calefones solares y otros sistemas.
Al construir una vivienda o refaccionarla, el arquitecto debe tener en cuenta este aspecto. Es el momento adecuado para proyectar un estilo que sea compatible con el aprovechamiento de la energía solar, permitiendo que la energía se acumule o se disipe de acuerdo a la época del año, que brinde calor en invierno y evite que esa energía llegue al interior de la vivienda en verano. Al ser menos denso, el aire caliente tiende a quedar atrapado en las partes altas de la casa, con lo que, una conveniente abertura cerca del techo permitirá disipar la energía y reemplazarla por corrientes de aire más frescas. De esta forma, el uso de acondicionadores de aire podría reducirse al mínimo e, incluso, no ser necesario. A la inversa, en invierno ese mismo calor debe ser distribuido por toda la vivienda, para lo cual sirve un simple ventilador de techo o corrientes ascendentes que movilicen el aire atrapado creando turbulencias.
A través de la instalación de paneles fotovoltaicos puede incorporarse energía eléctrica de fuentes renovables a la vivienda. Esto permite reducir sensiblemente el uso de la energía eléctrica convencional, de acuerdo con el tamaño de la vivienda. En promedio, una casa de unos 120 m2 de superficie cubierta puede abastecerse con unos 20 metros cuadrados de paneles solares, dependiendo del consumo familiar y de la ubicación de la vivienda. Por otro lado, los calefones solares de tamaño mediano pueden abastecer de agua a una familia tipo hasta en un 60 %, teniendo en cuenta por supuesto el nivel de consumo. Los sistemas de calefacción solar por aire o, con utilización de agua, pueden aportar gran parte de las calorías necesarias para mantener nuestra vivienda confortable, con una inversión más que razonable.
Si vamos a trabajar con agua, que puede capturar la energía calórica y liberarla lentamente, pueden fabricarse sistemas de calefacción por losa radiante, por radiadores, o simplemente construirse los llamados “muros tromble”. Estos últimos poseen una superficie vidriada que permite que el calor de la radiación solar directa caliente el agua contenida entre los vidrios, que luego se liberará lentamente hacia el interior de la vivienda.
Si en invierno el sol contribuye a reducir costos de energía convencional, ¿cómo hacemos en verano para enfriar una vivienda?

Para no ir por el camino fácil del aire acondicionado, cuyo costo de instalación, operación, mantenimiento y reposición usualmente no se tienen en cuenta en el cálculo de nuestra casa, además de no considerarse su efecto sobre el medio ambiente, existen varias estrategias que pueden emplearse para mantener una casa confortable. La primera de ellas es evitar que los rayos solares entren directamente a la vivienda aprovechando los aleros, plantas que dan sombra, techos verdes (realizados con arbustos pero preferentemente césped o enredaderas) y mamparas móviles o fijas.
Otra estrategia válida es utilizar las corrientes de aire trayéndolo desde zonas más frescas, incorporándolas a la ventilación natural o forzada de la vivienda. Los sistemas llamados “escandinavos” que enfrían el aire tomado de la superficie, aprovechando la menor temperatura del suelo, son ideales para nuestro clima. Si bien puede hacer mucho calor sobre la superficie del terreno, la temperatura del suelo, a poca profundidad, varía enormemente favoreciendo el intercambio de calor y el consecuente enfriamiento del aire hasta en 8 y 10 °C. La combinación de techos verdes, pinturas reflectantes, plantas de interior y sistemas de ventilación y aclimatación del aire, suelen ser suficientes para mantener una temperatura agradable la mayor parte del verano. Los ahorros de energía pueden ser sustanciosos.
Opciones para aumentar el confort hogareño sin depender de las energías convencionales
La clave de estos sistemas de calefacción /climatización radica en equilibrar las entradas y salidas de energía de la vivienda. Aquellas que puedan combinar amplias superficies por donde el sol pueda ingresar, con estrategias que disipen el calor acumulado y lo redistribuyan a otras zonas de la casa, ventilación natural o forzada, directa o cruzada, y el aporte de las plantas tanto externas como en el interior. Vemos, entonces, que hay varias opciones para aumentar el confort hogareño sin estar atados exclusivamente a las energías convencionales contribuyendo con nuestro pequeño grano de arena a disminuir las consecuencias del cambio climático.
Fuente: http://www.mdzol.com

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