jueves, 19 de enero de 2012

Cien años de hierro con el arquitecto Félix Navarro

Zaragoza.- Han pasado cien años, pero la huella de Félix Navarro puede verse todavía por toda la ciudad. Este arquitecto, natural de la localidad zaragozana de Tarazona, fue quien se encargó de modernizar la ciudad a principios de 1900. El camino que transcurre entre el famoso Mercado Central, su obra más conocida, y la plaza de Los Sitios de Zaragoza es una de las zonas que mejor muestra el estilo y carácter del que es considerado uno de los responsables de convertir la capital aragonesa en una ciudad moderna, europea y a la última ya en los albores del siglo XX.
“Félix Navarro es el que trae a Zaragoza la arquitectura de los nuevos materiales, que es la gran revolución del siglo XIX. Es una persona completamente en vanguardia”, declara el responsable de GozARTE, Carlos Millán.
Así, Félix Navarro fue el arquitecto que trajo la modernidad a Zaragoza. Este turiasonense realizó sus estudios en Madrid, pero para completar más su formación viajó a Estados Unidos y Alemania, hecho que pone de manifiesto su valía, ya que en aquella época era algo poco corriente. Navarro se movió mucho por el mundo y absorbió todas las novedades que pudo de la arquitectura de su tiempo, pero muy especialmente quiso ser parte de una: la utilización del hierro como medio de construcción.
El autor de la popular lonja falleció en 1911, dejando tras de sí uno de los edificios más significativos de Zaragoza. Para conmemorar el centenario de su fallecimiento, GozARTE ha organizado nueva ruta por el centro zaragozano que parte desde la estatua de Augusto, junto al mismo mercado, y guía los pasos de los curiosos por los recuerdos de este vanguardista arquitecto. Con este recorrido, los miembros de este proyecto de animación pretenden acercar a la gente la imagen de Navarro que, si bien no es una figura muy conocida, ha dejado un gran legado en la ciudad de Zaragoza, ya que trajo la arquitectura de los nuevos materiales derivados de la gran revolución industrial de finales del siglo XIX.
Uno de los mejores períodos de la historia de Zaragoza en cuanto a temas arquitectónicos se refiere fue precisamente el comprendido en los primeros años de 1900. Félix Navarro y Ricardo Magdalena, otro arquitecto de la época, transformaron la ciudad, cada uno con su estilo, de forma que aquellos edificios, fachadas y monumentos han permanecido impertérritos desde que de ellos se pusiera la primera piedra.
Imagen de la antigua Escuela de Artes
Imagen de la antigua Escuela de Artes
Navarro, que fue mucho más innovador, era un devoto de la arquitectura en hierro y uno de los mayores admiradores del estilo de monsieur Eiffel, diseñador de la conocidísima torre parisina. Tanto es así que él mismo imprimió el estilo férreo en sus obras e incluso incluyó, a modo de homenaje, pequeñas miniaturas del emblema de París en una de sus construcciones: la Escuela de Artes de la plaza de Los Sitios, en la que antiguamente, previo a que se construyera su última planta, se podían ver decenas de réplicas del monumento francés. “En el centro de la fachada había un reloj, que estaba coronado por una Torre Eiffel. Ésta fue su última gran obra”, asegura Carlos Millán.
En cuanto a la historia que se esconde tras el Mercado Central, edificio conocido por todos los habitantes de la ciudad, fue inaugurado en 1903 de la mano de Navarro, pero tuvieron que pasar varios años hasta que el arquitecto pudiera empezar su diseño y construcción.
A finales del siglo XIX, Zaragoza había crecido mucho y sus gobernantes se dieron cuenta de que necesitaba renovar sus infraestructuras. Fue entonces cuando a Félix Navarro se le pidió que llevara a cabo el proyecto “Nuevo Mercado”. El emplazamiento actual de la lonja es mucho mayor que el de entonces, ya que la decisión que se tomó fue dinamitar un trozo de muralla bastante más grande que el que se conserva, que entonces se consideraba un dique al desarrollo en vez de un legado patrimonial. Así, los constructores derribaron las murallas sin pensárselo y dieron paso a lo nuevo, con vistas a un futuro prometedor para el comercio en la capital aragonesa. Navarro construyó un edificio de hierro, copiando la última moda europea, y, a sabiendas del poco valor estético del que goza el hierro para la población, enmascaró sus fachadas utilizando materiales más tradicionales.
Pero ésta no fue la primera de las obras que el arquitecto elaboró con materiales férreos en la ciudad. Muchos ciudadanos tal vez lo desconozcan, pero donde actualmente se encuentra el edificio de Correos del paseo de la Independencia hubo, hace algo más de un centenar de años, un teatro de verano hecho de hierro, que pudo presumir de ser la tercera construcción de este material hecha en toda España. El Teatro Pignatelli fue una de las casi 200 obras del autor que más conquistaron a los zaragozanos, que disfrutaban en él de largas y divertidas jornadas de entretenimiento. “El hecho de que se pudiera construir un teatro en seis meses era algo que pocos habían visto antes en España y tuvo un gran éxito, ya que permaneció en Zaragoza mucho más tiempo del que se había pensado inicialmente”, comenta Carlos Millán.
Monumento al Justicia en la plaza de Aragón
Monumento al Justicia en la plaza de Aragón
Este innovador vecino de Tarazona también fue el creador de muchas otras obras, como el monumento al Justicia, en la plaza Aragón. Esta estatua se inauguró en 1904 y preside uno de los lugares más conocidos de Zaragoza.
Éstas son sólo una muestra de las muchas piezas que creó por toda la ciudad, pero el arquitecto fue autor de muchas más, como edificios por todo el casco urbano, fábricas o casas. Félix Navarro fue un visionario, tal vez un incomprendido, ya que pocos coetáneos españoles entendían que la arquitectura pudiera también ser bella en un material tan poco ilustre como el hierro. Según afirma Carlos Millán, “era de mentalidad liberal y progresista, y esto lo aplicó a todo lo que hizo”. Así, cien años más tarde, su huella sigue presente en la capital aragonesa e incluso es un símbolo de la misma.
La ruta que GozARTE ha organizado termina el próximo domingo, 11 de diciembre. La cita es a las 11.30 horas y tiene un coste de ocho euros. Como siempre, las entradas se pueden reservar vía telefónica (976 20 73 63) o a través de la página web.
Con esta iniciativa, GozARTE quiere celebrar el centenario de la muerte del turiasonense y hacerle un pequeño homenaje enseñando a los ciudadanos la Zaragoza moderna que, en 1900, el arquitecto ayudó a hacer realidad.
Fuente:http://www.aragondigital.es

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